Sobre la figura de Andrés
Laguna
Nacido en Segovia,
Andrés Laguna fue un médico y célebre humanista renacentista del Siglo XVI que
ocupa una posición importante en la historia de la medicina. Fue médico de
ilustres personalidades como el Papa Julio III, el emperador Carlos V o su
hijo, Felipe II.
Además de médico y
científico, se le puede definir como humanista, lingüista, viajero, poeta y
político. Se convirtió en uno de los grandes hombres de su época, en
representante del periodo en el que la ciencia española ha tenido una mayor
repercusión, en una figura clave de la medicina del renacimiento y un segoviano
universal. Sin duda, ejerció un papel fundamental como impulsor del liderazgo
español en el contexto europeo del siglo XVI.
Una mente ilustre y
brillante, un pionero de la anatomía y de la urología, médico y farmacólogo,
Laguna probó ser un pacifista y humanista convencido a través de sus vastos
conocimientos y su elocuencia política. Laguna dio prioridad al pensamiento, el
aprendizaje y el conocimiento y recuperó el antiguo arte de curar.
Fallecido,
seguramente, en Guadalajara en 1559, fue enterrado en la capilla de Santa
Bárbara de la iglesia de San Miguel, en Segovia.
Sus obras
El comentario de “el
Segobiensis” –así firmaba- al tratado de medicina de Dioscórides fue una de las
obras que merecieron los mayores elogios y que contribuyeron a su marcha a
Italia. Fue en este país y en Bolonia en concreto donde le otorgaron el título
de “Maestro”.
En Roma, ilustró las
obras de Galeno, corrigiendo algunos errores, al tiempo que escribía la
historia de este padre de la medicina. Asimismo redactó diferentes tratados
médicos y amplió su obra a otras disciplinas como la filosofía, la política o
las humanidades.
De regreso a España
en 1557, continuó sus estudios, corrigió algunos de sus escritos y concluyó
otros, entre ellos la traducción de la famosa obra titulada “Pedazio Dioscorides Anazarbeo acerca de la
materia medicinal y de los venenos mortíferos” (ver texto digitalizado por la
Biblioteca Nacional de España), y su ilustración
con figuras de innumerables plantas exquisitas y raras. Este trabajo, claro y
preciso, constituye una riquísima fuente para la botánica de la época, así como
para otras actividades científicas y técnicas.
Otra de sus obras
originales es el “Discurso breve sobre la cura y preservación de la peste”,
donde afirma que “no hay instrumento más apto que el médico para introducir la
pestilencia por todas partes” y propone la formación de un cuerpo de médicos
especializado en esta enfermedad.
En cuanto a la
farmacoterapia, sostuvo que los cuatro elementos eran la base de la composición
de todas las cosas. Asimismo, como buen académico, se mostró escéptico respecto
de las afirmaciones de los alquimistas y rechazó todo lo que parecía envuelto
en algún secreto misterioso. A pesar de ello, Laguna incluyó referencias
a productos americanos, aunque de manera muy confusa.
Algunas otras obras
destacadas fueron la “Anathomica Methodus, sive de Sectione humani corporis
contemplatio”, las “Annotationes in Galeni versiones quae ad suum tempus
prodierunt: Europa seipsam torquens”.
Asimismo merecen
mención sus traducciones del griego al latín de Aristóteles y Luciano y las
traducciones del latín al castellano de Cicerón.
Su visión innovadora
tiene lugar también en sus concepciones políticas. Así, su “Discurso de Europa.
La que a sí misma se atormenta”, pronunciado en la Universidad de Colonia, ya
invitaba a los europeos a reforzar sus lazos culturales comunes, frente a sus
diferencias ideológicas y religiosas.
Algunas curiosidades de Andrés Laguna:
- Hasta tal punto llegó su fama, que su coetáneo
Miguel de Cervantes lo cita en El Quijote. En concreto, mencionó las
propiedades terapéuticas del romero en el tratamiento de las heridas. De
igual modo describe los efectos narcóticos del opio así como los de
ciertos venenos, elaborados todos a base de hierbas, que coinciden
estrechamente con las descripciones relatadas en algunos capítulos de la
obra de Laguna.
- Asimismo aparecen determinados ungüentos
utilizados para prácticas de brujería -según había determinado Laguna-, en
otra de sus obras: “El coloquio de los perros”.
- Muestra de su orgullo por su origen castellano,
este humanista firmaba sus obras como “el Segobiensis”.
- Fruto de sus viajes y su curiosidad sin límite,
llegó a dominar seis lenguas.
- Hay un árbol, la lagunaria, vulgarmente
"pica-pica", bautizado así en su honor
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