Lope de Vega
Fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.
Félix
Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562 - 1635. Lope de Vega procedía de una
familia humilde y su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos.
Estudió en los jesuitas de Madrid 1574 y cursó estudios universitarios en
Alcalá 1576, aunque no consiguió el grado de bachiller.
Debido
a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena Osorio
(Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue
desterrado de la corte 1588-1595. No fue éste el único proceso en el que se vio
envuelto: en 1596, después de ser indultado en 1595 del destierro, fue
procesado por amancebamiento con Antonia de Trillo.
Estuvo
enrolado, al menos, en dos expediciones militares: una fue la que conquistó la
isla Terceira en las Azores 1583, al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra,
en la Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como
el marqués de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio
del duque de Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.
Lope
se casó dos veces: con Isabel de Urbina (Belisa), con la que contrajo
matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de
Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida
amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres,
incluso después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede
citar a Marina de Aragón, Micaela Luján (Camila Lucinda), con la que
tuvo dos hijos, Marcela y Lope Félix, y Marta de Nevares (Amarilis y Marcia
Leonarda), además de las ya citadas anteriormente.
Obras
de Lope de Vega
La
obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron
de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó
todos los géneros literarios.
La
primera novela que escribió, La Arcadia 1598, es una obra pastoril en la
que incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén 1612, otra novela
pastoril pero «a lo divino», incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre
estas dos apareció la novela bizantina El peregrino en su patria 1604,
que incluye cuatro autos sacramentales. La Filomena y La Circe
contienen cuatro novelas cortas de tipo italianizante, dedicadas a Marta de
Nevares. A la tradición de La Celestina, la comedia humanística en
lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus frustrados amores
juveniles con Elena Osorio.
Su
obra poética usó de todas las formas posibles y le atrajo por igual la lírica
popular y la culterana de Luis de Góngora,
aunque, en general, defendió el «verso claro». Por un lado están los poemas
extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a menudo épico o mitológico,
como, por ejemplo La Dragontea 1598; La hermosura de Angélica
1602, inspirado en el Orlando de Ariosto; Jerusalén conquistada
1609, basada en Torquato Tasso; La Andrómeda 1621 y La Circe
1624. De temática religiosa es El Isidro 1599 y también los Soliloquios
amorosos 1626. La Gatomaquia 1634 es una parodia épica.
En
cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se
encuentra recogida en las Rimas 1602, Rimas sacras 1614, Romancero
espiritual 1619, Triunfos divinos con otras rimas sacras 1625, Rimas
humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos 1634 y la Vega del
Parnaso 1637.
El
teatro de Lope
Donde
realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una
larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a
petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este
tiempo 1609. En él expone sus teorías dramáticas, que vienen a ser un
contrapunto a las teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones.
De
las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo aconseja respetar la
unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre
todo en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación;
aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La
Celestina): de ahí la enorme importancia de la figura del gracioso en su
teatro y, en general, en todas las obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de
las estrofas de acuerdo con las situaciones y acude al acervo tradicional español
para extraer de él sus argumentos (crónicas, romances, cancioncillas).
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