miércoles, 14 de diciembre de 2016

INVITO A TODOS LOS SEGUIDORES A LEER A JORGE MANRIQUE (SIGLO XV), AUTOR CASTELLANO Y SU OBRA "CLOPAS A LA MUERTE DE SU PADRE"


Jorge Manrique

(Paredes de Navas, España, h. 1440 - Castillo de Garcimuñoz, Cuenca, id., 1479) Poeta castellano autor de las célebres Coplas a la muerte de su padre, máxima creación de la lírica cortesana del siglo XV y una de las mejores elegías de la literatura española.

Miembro de una familia de la nobleza más rancia de Castilla (era hijo de don Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago, y sobrino del poeta Gómez Manrique), Jorge Manrique compaginó su afición por las letras con la carrera de las armas, participando junto a su padre en las luchas que precedieron al ascenso de los Reyes Católicos. Ambos pertenecían a la orden de Santiago, y combatieron del lado de Isabel la Católica contra los partidarios de Juana la Beltraneja. Pereció a causa de las heridas recibidas durante al asalto al castillo de Garcimuñoz, en el feudo del marqués de Villena.

La poesía de Jorge Manrique se sitúa dentro de la corriente cancioneril del siglo XV. Su producción poética menor, reunida en un Cancionero, está formada por medio centenar de composiciones breves, en su mayor parte de tema amoroso, que siguieron los cánones trovadorescos y cortesanos de finales de la Edad Media. Más originales son sus piezas burlescas, como las "Coplas a una beoda" o la titulada "Convite que hizo a su madrastra".

Las Coplas a la muerte de su padre

Pero la celebridad de Jorge Manrique se debe fundamentalmente a las Coplas a la muerte de su padre, su obra maestra, compuesta a raíz del fallecimiento de don Rodrigo (1476) y publicada en 1494 en Sevilla con el título Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, el Maestre don Rodrigo. Esta elegía pertenece a la tradición medieval de la ascética cristiana: contra la mundanidad de la vida, postula una aceptación serena de la muerte, que es tránsito a la vida eterna. Sin embargo, apunta ya una idea original que preludia la concepción renacentista del siglo siguiente: aparte de la vida terrenal y la vida eterna, Manrique alude a la vida de la fama, a la perduración en este mundo en virtud de una vida ejemplar que permanece en la memoria de los vivos.

Tras un primer bloque en el que medita sobre la brevedad de la vida, el paso del tiempo y la muerte, la atención del autor se centró en las figuras desaparecidas de su pasado inmediato, como Juan II, Enrique IV o Álvaro de Luna, para concluir con un repaso de las virtudes morales del maestre y su diálogo final con la Muerte. De este modo, la lírica castellana pasó del concepto abstracto de la muerte a su presencia histórica y a su dimensión particular, en un movimiento de flujo temporal que es uno de los grandes hallazgos del poeta. Las Coplas se apartaron de los tópicos macabros tan abundantes en la literatura moral de la época y consiguieron alcanzar una extraordinaria hondura emotiva.

También destacaron por evitar todo exceso erudito o retórico: el estilo posee una elegante sobriedad, fruto del empleo de los vocablos más sencillos y pertenecientes al habla patrimonial. Exponente de esta búsqueda de simplicidad es la elección de una forma estrófica menor, las coplas de pie quebrado (que, por la popularidad de la obra, pasarían a llamarse coplas manriqueñas). Cada copla está formada por dos sextillas de pie quebrado (8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c, con rima consonante). El tono exhortativo característico del poema refuerza la gravedad de los versos, en una evocación serena del tiempo pasado.

Las Coplas son una elegía por la muerte del padre del poeta. La elegía es un género muy cultivado a lo largo de toda la Edad Media, con poetas como: Juan Ruiz, el Marqués de Santillana, Gómez Manrique y Fernán Pérez de Guzmán. Para aliviar la monotonía del tema, El Marqués de Santillana incorporó al género los recursos de la alegoría al modo italiano, llenando la obra de cultismos y haciendo acompañar de todo género de personajes, divinidades y mitos grecorromanos.

Resumen del contenido

Podemos diferenciar tres partes en la obra (aunque la obra originalmente no está dividida en partes).

1) De la estrofa I a la XIII: La vida en la tierra
Se inician con unas reflexiones generales sobre la vida, donde el poeta manifiesta ya su pesar por lo fugaz y lo rápido del placer y su trasformación en dolor, pena o tristeza. Se termina con la lamentación de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, siguiendo la tradición del tópico “tempus fugit”.
Después se pasa a la reflexión sobre la muerte. Para ello el poeta utiliza la alegoría sobre la vida que es como los ríos que van a dar a la mar (muerte). Cada minuto que pasa es un acercarse a la muerte. Y de una muerte que es igual para todos: ricos y pobres.

Seguidamente el poeta se ofrece a Dios. Se repite la idea de que todos los placeres y bienes en la Tierra son temporales y no valen cuando se les enfrenta con la muerte (estrofas IX a XIII)

2) De la estrofa XIV a la XXIV: La vida de la fama
Recuerda la vida de personajes famosos de su tiempo par destacar que ellos también murieron. Personajes como: reyes, nobles y válidos de la reciente historia de Castilla… que lo tenían todo y nada pudieron contra la llegada de la muerte.
Por un momento se abandona el pesimismo para destacar la sensualidad de las damas y el amor, pero se vuelve de inmediato a lo trágico recordando a los desaparecidos. Lo que hace Manrique en esta parte es emplear un conocido tópico literario latino: “Ubi sunt? = ¿a dónde fueron?”

3) De la estrofa XXV a la XL: La vida eterna
El último personaje recordado es su padre, al que dedica una hermosa elegía en esta última parte. De él destaca dos cualidades por encima de las demás: la bondad y la virtud. En la estrofa XXXV habla de la fama como mérito adquirido a lo largo de la vida y que permite al hombre no morir del todo. Finaliza el libro con un diálogo entre la muerte y don Rodrigo XXIV-XXXIX. Y una oración XL.

Esta parte es importante porque es una de las primeras veces que se emplea la idea de la Fama como virtud humana que te permite no morir del todo, estar vivo en el recuerdo. Esta idea será después fundamental en la literatura renacentista, por eso la importancia de esta obra como transición al Renacimiento.
La conclusión final es que para el hombre hay tres vidas.
– La vida en la Tierra: mortal y pasajera (efímera y fugaz)
– La de la fama: más larga (en el recuerdo que dejamos) pero no eterna
– La eterna: la verdadera que se gana en el cielo después de morir.

Temas
Manrique recoge los principales temas de la tradición medieval pero los da un enfoque nuevo. Los principales son:

La fortuna. Para la mentalidad medieval – heredera en cierto modo de la tradición clásica- la fortuna guiaba el destino del ser humano, o sea, el azar lo que se escapa al control humano y depende más de las fuerzas incontrolables de la naturaleza. Evidentemente, esta visión un tanto pagana del devenir de la vida estaba integrada en la tradición cristiana de los “designios divinos”, es decir: hay que aceptar con resignación lo que Dios dispone porque se escapa a nuestro control y conocimiento. Esta idea esta presente en las coplas, pero sin el fatalismo que otros autores solían ofrecer.

La muerte También tema clásico en unos siglos (XIV y XV) en los que las pestes y las guerras llenaban los campos de cadáveres. Sin embargo, Manrique lo afronta sin patetismo, como algo natural y humano.

La fama Una de las ideas o temas de las coplas más conocido: Manrique – aunque no es el primero, esta idea ya la encontramos, por ejemplo, en el prólogo a los Milagros de nuestra señora de Berceo- defiende la idea de que junto con la muerte terrenal y la vida eterna celestial existe la “vida de la fama”, esto es, que nuestro legado si ha sido honorable nos perpetuará en el recuerdo de las siguientes generaciones. Como que no morimos del todo y nuestro legado nos mantiene vivos en el recuerdo de las gentes. En las coplas pone como ejemplo a su padre, quien gracias a su comportamiento honroso y sus hechos heroicos se mantiene vivo en el recuerdo (siglos más tarde Unamuno defenderá una idea similar al afirmar que él como autor seguirá vivo en sus personajes y en la mente de los lectores que los descubran).

El tiempo Para el hombre de la Edad Media, el presente no existe, es algo fugaz y el pasado es una sucesión de presentes que por tanto también es fugaz e inasible, por tanto, solo el pasado es auténtico y verdadero. Este tópico conocido como Tempus fugit esta presente en las coplas. ¡Quien no recuerda el famoso verso de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”!… Por cierto, ¿no sigue aún viva esa idea?

El mundo El mundo visto como algo malevolo, “valle de lágrimas”, lugar de dolor y de paso para acceder a la vida verdadera, la eterna. El tópico era conocido como “De comtenptu mundi” o mundo despreciable.

 Forma y estilo
La versificación utilizada es la llamada Copla de Pie Quebrado o manriqueña en honor a su tío Gómez Manrique. Se trata de una estrofa de 6 versos: dos versos octosílabos y un tercero de cuatro sílabas. El poeta los une en grupos de doce, que riman en consonante, de la siguiente manera: 8A8B4c 8A8B4c 8D8E4f 8D8E4f. Aunque en el verso corto de 4 sílabas es en ocasiones irregular de manera que hay estrofas en las que este verso tiene cinco sílabas.
Recurrir a este metro fue original y revolucionario (se podría decir) en una época en la que estaba de moda la imitación de las formas grecolatinas y para asuntos serios y sentenciosos se recurría al verso largo y la afectación expresiva – o exceso de retórica- . Sin embargo, Manrique emplea un versos ligeros como el octosílabo y el tetrasílabo para un tema serio, y lejos de la expresión compleja y recargada de recursos, en cambio, apuesta por una expresión más espontanea, un léxico y una composición cercanos, sin los latinismos semánticos y gramaticales tan comunes en sus coetáneos como Santillana o , sobre todo, Juan de Mena.
El recurso estilístico más importante de las coplas es la alegoría. Las más recordadas aparecen en la primera parte.
Pero junto a este recurso encontramos otros muy recurrentes en la obra como:

  • Los paralelismos y anáforas: “como se pasa la vida/ como se viene la muerte”; “¡Qué amigo de sus amigos/ que señor para criados/ y parientes”
  • Las expresiones exhortativas: imperativos y expresiones sentenciosas que dan rotundidad y aplomo al texto que recordemos es una elegía: “avive el seso y despierte”, “Recuerde el alma dormida”, etc.
  • El empleo de la primera persona del plural que da naturalidad al texto al tiempo que sirve para implicar al lector en el contenido del mismo.
  • Las composiciones bimembres: “el linaje y la nobleza”; “criados y parientes”, etc.
  •  Los símiles y metáforas.

Estudio de la obra
¿En qué consiste la importancia y la originalidad de las Coplas de Jorge Manrique, si el género, los temas, los recurso y la misma forma métrica habían sido muy utilizados durante todo el s. XV? Posiblemente, en primer lugar por el acierto en la forma estrófica utilizada por el autor. Pocas veces unas palabras y un ritmo poético se han unido tan magistralmente al pensamiento. Parecía inevitable la acumulación de nombres y nombres de todos los lugares y épocas de la historia para ejemplificar la caducidad de la vida; sin embargo, Manrique se queda con sólo siete nombres importantes además pertenecientes al tiempo del poeta o al inmediatamente anterior. Y además cuatro de los siete personajes seleccionados no se les cita por su nombre: sólo se les alude en su desgracia, para que el lector piense por sí mismo lo que calla el poeta.Tras los personajes históricos ejemplares le llega su momento al Maestre, su padre y objeto de la elegía. Con él se alcanza el punto de máxima humanización. La muerte está presente en toda la parte central de la composición. Con breves y sugerentes imágenes, menciona el poeta a los efectos destructores de la muerte. Nada se puede hacer contra ella, ni siquiera prevenir su llegada, pues la muerte siempre se acerca” tan callando.
La última parte del poema, la elegía al Maestre completa y da sentido a la meditación sobre la muerte de las dos primeras partes.

Conclusiones
Se considera a las coplas – al igual que La Celestina- como una obra de transición entre la literatura medieval y la renacentista. Dos son las razones que lo explican: el tema de la fama, tan propio de la literatura renacentista; y el estilo, sencillo, directo, ameno y sincero, en un momento donde la poesía se llenaba de artificios conceptistas.
Manrique en esta obra supo expresar el dolor por la perdida de su padre por medio de la poesía, o lo que es lo mismo: usó la poesía para expresar emociones y sentimientos personales como sucede en la literatura moderna. Esta circunstancia es quizá la que mejor explica el valor que tiene aún hoy en día la obra.

 

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