lunes, 5 de noviembre de 2018

Escritores españoles del siglo de oro. Gabriel Bocángel


Gabriel Bocángel
Gabriel Bocángel y Unzueta (Madrid1603 - ibídem1658) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro.
Biografía
Nació en Madrid en 1603, fue hijo del médico de la familia real Nicolás Bocángel, o Bocangelino, y de Teresa de Unzueta y Ribera, casados el 25 de abril de 1588 en Toledo. Fue bautizado en la parroquia de San Martín, frente a la cual estaba su casa. De orígenes genoveses, su abuelo paterno, Pietro Bocangelino, boticario, comerciante y cambista, se trasladó en tiempos de Carlos V a Toledo, donde inició un negocio familiar de exportación de lana. Según los vejámenes que se han conservado, era alto, enteco, de larga cabellera rubia y tan galán, "que no se hallaba en qué dalle vejamen".
Gabriel Bocángel estudió en Toledo y en Alcalá de Henares. Dominó el español, el italiano, el latín y tal vez el griego clásico. Desde 1629 desempeñó el cargo de Bibliotecario del Cardenal Infante don Fernando de Austria, hermano menor de Felipe IV, y otros elevados puestos en la corte. En 1637 se casó en primeras nupcias con Eugenia Bolero, que falleció a los catorce meses. En 1638 fue nombrado Cronista Real y, algo más tarde, Contador de Resultas y de Libros. En 1640 casó en segundas nupcias con Luisa de Urbina Pimentel, nieta de Juan Gutiérrez Solórzano, médico de cámara de Felipe III. Tuvo muchos hijos de ella; nos quedan los nombres de Nicolás, Jerónimo, Manuel, Teresa Antonia, Cristóbal Gabriel y María Josefa. De su pluma salieron escritos sobre fiestas, bautizos y otros acontecimientos destacados de la corte. Así, Retrato panegírico del Serenísimo Señor Carlos de Austria, Infante de España (1633), La fiesta real y votiva de toros (Madrid, 1648) o La perla de dos orientes (Madrid, 1651).
Como poeta de academia, participó en los certámenes de la Academia de Madrid, donde coincidió con genios como Lope de Vega o Luis de Góngora. Si bien no cultivó extensamente el teatro, fue el primero en introducir música en el drama, por lo que se le considera el precursor de la zarzuela. Debido a esto, el rey Felipe IV le concedió una pensión vitalicia.
Obras
Escribió la pieza El nuevo Olimpo (1649) y la que es su mejor muestra en este campo, El emperador fingido, publicada póstumamente en 1678 y de la que se hicieron tres ediciones más en ese mismo siglo. En cuanto a sus poemas, pueden dividirse en dos grandes grupos, profanos y sagrados. Entre los primeros destaca una ambiciosa fábula mitológica, paráfrasis de Museo en 104 octavas reales de estilo culterano, Fábula de Leandro y Hero, pero también cultivó la lírica amorosa dedicando un pequeño cancionero petrarquista a Filis, integrado por catorce sonetos.
Publicó dos colecciones de obras suyas, Rimas y prosas, junto con la Fábula de Leandro y Hero (Madrid1627) y Lira de las Musas, de humanas y sagradas voces, junto con las demás obras poéticas antes divulgadas (Madrid: imprenta de Carlos Sánchez, 1637), colección de su poesía completa dedicada a su Alteza Serenísima el Cardenal Infante don Fernando, de quien ya se ha dicho fue bibliotecario.
Bocángel es un maestro del soneto y un fino cincelador de versos; refinó el magisterio de Góngora, aunque buscó mayor claridad que aquel, y tuvo una especial sensibilidad y melancolía para los matices y la expresión del paso del tiempo. Se aventuró a veces en el terreno de la meditación filosófica. Junto con el Conde de Villamediana, constituye uno de los más personales seguidores del culteranismo del poeta cordobés. Se recuerdan especialmente los sonetos "A un español forzado" en una nave que oye un clarín lejano y los dos que dedicó "A un soldado que permaneció en pie un rato después de morir", pero hay muchos otros que merecen compartir igual puesto.
Tu obstinado cadáver nos advierte
que hay vida muerta, pero no vencida,
pues sólo en tu valor, sólo en tu vida,
algo miró después de sí la muerte.

Fuerte es la Parca, pero tú más fuerte;
no se debió a su golpe tu caída;
tú contra ti la ayudas ya rendida,
que, ¿quién pudiera, sino tú, vencerte?

Tú dividiste el trance indivisible
de morir y postrarte, tan altivo,
que en el daño común no hallas ejemplo.

¿Cuánto más que inmortal y que invencible
contemplaré que fuiste cuando vivo,
si el cadáver intrépido contemplo?


Tras un primer intento realizado por los dos volúmenes de Rafael Benítez ClarosVida y Poesía de Bocángel (Madrid: CSIC, 1946 y 1950), sus Obras completas han sido editadas crítica y modernamente en dos volúmenes por Trevor J. Dadson (Iberoamericana, 2000). Este mismo autor editó La lira de las musas (Madrid: Cátedra, 1985) y ha publicado numerosos estudios sobre la obra del poeta madrileño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario