COMO CONTAR UN CUENTO
Hoy os enseñamos unos sencillos pasos para que aprendáis a contar cuentos,
alguna vez te has preguntado cómo contar cuentos, por donde
empezar, qué partes tienen los cuentos, etc…, Pues bien, hoy os daremos las
claves para que contéis cuentos infantiles a vuestros hijos o alumnos como
auténticos cuentacuentos.
COMO CONTAR UN CUENTO: PASOS
ÉRASE UNA VEZ…
Érase una vez una madre que quería contar un
cuento a sus niños a la hora de dormir, y no sabía muy bien cómo hacerlo…
Exploró en el buscador de internet cómo contar un cuento, y se
inició en la lectura de las instrucciones que aparecían en la pantalla.
Cuando llevaba tres minutos leyendo, se percató
de lo aburrida que estaba, apenas estaba asimilando lo que leía porque había
mucha información, y nada le aclaraba cómo empezar a contar el cuento, ni cómo
enlazar con el final. Apagó el ordenador, y comenzó a pensar…
QUE QUIERO CONTAR EN EL CUENTO
La madre se dio cuenta de que uno de los primeros
pasos para poder contar un cuento era saber sobre qué quería contarlo.
Así que se puso a buscar en su memoria, daba vueltas y vueltas a los cuentos
que se sabía de cuando era pequeña, pero ninguno le convencía. En el fondo
quería ser la mejor madre del mundo contando un cuento a sus pequeños
que les quitase el sueño, que les emocionase tanto que no pudieran
dormirse… Siguió pensando, hasta que de repente, abrió mucho los ojos, y dijo:
¡Ya está!
Comenzó a escribir en su libreta de
anotaciones, parecían palabras inconexas, hermano pequeño, acariciar,
mirada, manotazos… La tarde anterior había vivido un episodio en casa que no le
había convencido mucho, ya que su hija mayor estaba sufriendo celos de su
hermano pequeño, y en ocasiones, sin motivo aparente, le empujaba y le hacía
caer al suelo, o le quitaba los juguetes que él tenía, y luego no los
utilizaba… La madre sufrió al ver esto, y se le ocurrió contar a sus hijos un
cuento sobre cómo deben quererse los hermanos. Pensó oportunamente, que hablar
en un cuento sobre un problema real y personalizado ayudaría a poner
algo de cordura en la relación filial, y que de esa manera, ambos hijos aprenderían
enseñanzas nuevas y valores de una manera poco común, hecho que les llamaría
más la atención.
Fue enlazando detalles de lo que
había visto la tarde anterior, analizando la relación que se había tornado sin
quererlo hacia un lado algo caótico, viendo como se podría enderezar, poniendo
nombre a los personajes, los cuales eran dos frutas que siempre iban
juntas, fue añadiendo aclaraciones para determinar la historia, definir
bien los personajes, y poder unir toda esa macedonia con un
final que realmente fuera cautivador para los niños. Una vez hecho
esto, tenía la redacción completa, incluida la moraleja final,
guinda de cualquier cuento.
COMO CONTAR UN CUENTO PARA CAPTAR LA ATENCION DE LOS NIÑOS
La madre se aprendió muy bien la historia,
pues aunque leería su cuento, no quería que la memoria le jugase una injusta
pasada. Había preferido dedicar espacio mental a disfrutar del
cuento, preocupándose por darle la entonación más adecuada según el
momento de la narración, dar expresividad a su voz,
con altibajos de la misma para generar mayor interés y atención en los niños, y
hacer que el cuento fuera sonorizado, que pareciese que hablaba por sí mismo.
Así, cada vez que apareciese un nuevo personaje
en escena, la madre ponía una voz diferente, estaba personalizando cada
participante del cuento, lo cual despertaba el interés en los
pequeños, que de vez en cuando hacían preguntas y aclaraciones de los
personajes. Si en el cuento algo caía al suelo, o alguien roncaba, interpretaba
las onomatopeyas para darle más sonoridad y creencia a la historia. Y
poco a poco, consiguió que sus hijos estuvieran estupefactos, sin pestañear, y
con una expresión de expectación en el rostro que demostraba
que sus cinco sentidos estaban funcionando al máximo rendimiento.
Realmente estaban disfrutando del cuento,
al igual que la madre, que contaba y contaba, con gestos, muecas, voces
diferentes… De vez en cuando, la madre les preguntaba algo relacionado
con el cuento, o les hacía repetir alguna palabra mágica, a lo que los
niños respondían ilusionados y rápido, porque estaban ansiosos por saber que
pasaría un instante después en su historia. Todos estaban inmersos en
una atmósfera de imaginación e ilusión difícil de disolver en esos momentos,
y tan sólo existía alguna conexión con la realidad porque estaban en la habitación
en penumbra, sin luces ni estímulos de ningún tipo, tan sólo la voz de
su madre, y el papel entre las manos, lo cual les recordaba que en algún
momento tenían que dormirse, pero no podían. El cuento estaba terminando, y
ellos debían seguir bien atentos…
EL MEJOR AMBIENTE PARA CONTAR CUENTOS
¿Porqué esa madre estaba disfrutando tanto
contando su pequeña historia? Seguramente se sentía muy orgullosa de sus hijos,
de cómo estaban aprendiendo tantas cosas a través del cuento
que ella misma había escrito casi sin darse cuenta, y que ahora estaba
disfrutando al contarlo, estaba experimentando una sensación de
bienestar, orgullo y satisfacción difícil de describir y de comparar
con algo tan cotidiano y sencillo como lo era un cuento.
Para que esto estuviese ocurriendo, la madre
eligió el momento más armonioso para todos. El placer de ir a
dormir después de una agotadora jornada de actividades, y el cansancio
acumulado de ello en los niños y en la madre, hacían que los canales de
información en todos estuviesen en reposo absoluto, de manera que las
enseñanzas derivadas del cuento pulularan por las mentes infantiles como
mariposas por el aire, que se posa cuando ve una flor abierta. Así, los niños
asimilaban de manera especial y relajada, lo que la madre les estaba contando.
Los niños sabían que su madre les estaba dedicando
ese espacio de tiempo de manera exclusiva a ellos, de manera
totalmente desinteresada, y de forma particular, estaba contando el cuento, no
leyéndolo, por lo que implicaba recrearse con el cuento, vivirlo, disfrutarlo,
todo ésto estaba generando un ambiente muy propicio y
muy positivo para la complicidad paterno-filial, que se estaba
consolidando plenamente.
MORALEJA DE COMO CONTAR UN CUENTO
La moraleja como bien se sabe, es el aprendizaje
resumen de una historia real o imaginaria, en este caso, de un cuento.
Contar un cuento, actividad aparentemente tan sencilla y retadora, llega a
tener un alcance formidable en el desarrollo de los pequeños, donde no parece
haber límites, y se empatiza con el mundo en sus dos vertientes,
real e imaginario, de manera resolutiva, aprendiendo a solucionar conflictos, y
donde se desarrolla la imaginación hasta límites insospechados.
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